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domingo, 17 de marzo de 2013

El gobierno quiere domesticar internet con la nueva ley de propiedad intelectual

¿Recuerdan la Ley Sinde? ¿ Creen que era dura? Pues prepárense, porque comparada con el proyecto de ley de propiedad intelectual que prepara el gobierno y que probablemente se apruebe el próximo viernes en el consejo de ministros, era un juego de niños.
El nuevo proyecto del PP nace con objetivos claros,  controlar  y domesticar internet para que deje de ser un elemento crítico a las políticas gubernamentales,  criminalizar a los usuarios, controlar la red para los negocios de las grandes empresas, impedir el acceso a la información, la cultura y el conocimiento libres, generando de paso barreras de entrada a los nuevos emprendedores convirtiendo un espacio de libertad en un coto privado de caza.

Según cuentan en  Tu2sis , en un artículo estupendamente documentado, la ley viene acompañada por una reforma la ley de enjuiciamiento civil que permitirá identificar a “los prestadores de servicios de la sociedad de la información que vulneren derechos de la propiedad intelectual con fines comerciales”.

El juez obligará a las operadoras, como Telefónica, Orange o Vodafone, a identificar a los clientes que sea proveedores de contenidos y no hayan respondido a los requerimientos de Cultura por la demanda de infracciones de propiedad intelectual. Bruselas ya trató hace dos años de obligar a las operadoras a detectar y bloquear las obras que violasen los derechos de autor, convirtiéndolas en una especie de policías de la red, a lo que se negaron en redondo.
Lo más fuerte de todo es que las competencias sancionadoras no las asumirá una comisión, como en el caso de la ley Sinde, sino la propia secretaría de estado de Cultura, dirigida por el notorio enemigo de la libertad en la red, Jose María Lassalle.

Por cierto, recordarán que cuando el gobierno del PSOE presentó el desastre llamado Ley Sinde, la red se incendió convenientemente pastoreada en contra de una medida injusta, pero mucho más moderada que ésta.  Se firmaron manifiestos, todos los medios se hicieron eco, e incluso se organizó una reunión con la ministra que terminó en sainete.

Les recomiendo que durante los próximos días observen a su alrededor y escuchen los clamorosos silencios de unos cuantos gurús que entónces gritaban legítimamente indignados y presos de santa indignación y que ahora callarán.

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